martes, 2 de octubre de 2012

Crazy Heart, el viejo Jeff y Ryan Bingham


Cuando en 2010 Jeff  Bridges se alzó con su único Oscar por Crazy Heart no faltaron las grandes ovaciones ni eternos aplausos por parte de todo el público reunido en el Teatro Kodak de Los Ángeles. Sus compañeros de profesión, familiares, amigos y muchos cinéfilos sintieron que se había hecho justicia premiando la brillante interpretación que Bridges hizo de un cantante de country en horas bajas. Tras haber esperado más de tres décadas desde su primera nominación a los premios, el viejo Jeff ya tenía su merecido galardón.


No lo elogiaron sin razón alguna. Crazy Heart se trataba de un trabajo excepcional, tal vez el mejor de su carrera donde retrataba de forma sincera y cruda una historia simple: la decadencia de Bad Blake, una vieja estrella de los escenarios que batalla por sobrevivir en un mundo que ya no posee lugar para él. La dura vida del vaquero abandonado, el vivo arquetipo de la américa que viste de cuero y lleva sombreros desaliñados…Un Bridges alcoholizado, malviviendo en sus ya casi sesenta años, se nos presentaba en Crazy Heart viajando de motel en motel ofreciendo una serie de conciertos en solitario; el único modo de aliviar su autodestructiva vida atado a su fiel botella de whisky. Pero en uno de los tantos bares de carretera donde su efímera fama todavía persiste, conoce a Jean (Maggie Gyllenhaal) una periodista local que trata de escribir sobre el Bad que se esconde tras el cantante…

Crazy Heart muestra una historia agridulce, un retrato amargo de un hombre solo, con pinceladas de drama familiar que vienen acompañadas de una música memorable. En su banda sonora descubrimos al joven cantante de country Ryan Bingham, que nos traslada con su guitarra a una inhóspita Texas con los temas “I don’t Know” y “The Weary Kind” (Un tipo fatigado). Ésta última valedora del Oscar, el Globo de Oro a mejor canción original el año 2010, así como el Grammy a mejor canción escrita para film, televisión y otras producciones audiovisuales. Bingham aprovechó el tirón de sus composiciones para lanzar su tercer álbum  Junky Star, tal vez uno de sus trabajos más laureados junto con su segundo álbum Roadhouse Sun. En ellos, con el simple rasgueo de una guitarra o la fuerza de toda una banda que lo acompaña, sus Dead Horses, Bingham se erige como un observador sagaz capaz de retratar a los rebeldes y aquellos que están perdidos en la vida. “The Poet”, “Self-Righteous Wall", “Hallelujah" o “All Choked up Again” son algunos de los mejores relatos que salen de esta voz rasgada y arrepentida. En Roadhouse Sun y Mescalito (su primera incursión al country), en cambio, Bingham  nos despierta de los melancólicos ritmos de su Junky Star más sombrío, con un estilo más cercano al blues, de voz más poderosa y con silbos de harmónica abriendo el paso a las leyendas de tierra árida. Bingham es la energía necesaria para cualquier nómada en la carretera.  Sin duda, nos hallamos ante un tipo fatigado por el talento. 



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